Anoche, entre espeto, cañas y tapas, de tu silla a la mía mediaban un par de metros pero pongamos que alguien, se hubiera levantado con una cinta métrica y hubiera medido la distancia existente entre tu frente y mi despejada frente, hubiera precisado 2,74 metros con un error en la medida de la mínima longitud que mida dicha cinta métrica, por lo que alguien pudiera decir con razonable exactitud que estaba a 2,74 metros de ti y dadas mis, cada día más generosas proporciones, ese error de 1cm es despreciable para localizarme en el punto exacto en el que estaba ubicado en ese momento, y de perfil más fácil acertar.
Pero, vayamos a distancias más pequeñas, acerquemos la lupa a mi despejada frente, ¿qué encontramos?. Pues una superficie rugosa y epidérmica compuesta por un estrato corneo de queratina, esa que tan bien deja el pelo los que disfrutéis de él, el cual es rico en azufre entre otros compuestos. En ese salto hacia dentro, para que te hagas una idea, andamos entorno a longitudes del orden de 1.000.000 de veces menor que esa cinta métrica, pero vayamos más adentro en nuestro imaginario viaje. Ese átomo de azufre tiene 16 electrones alrededor de su núcleo, cojamos el electrón más cercano al núcleo y queramos determinar con exactitud la distancia que recorre de un punto a otro dentro del orbital acorde a su energía en un momento concreto, pero ¿qué tipo de "cinta métrica" tenemos que usar?. Estamos hablando de unidades del orden de 10.000.000.000 menor que el metro, difícil,¿no?. No queda otra que ser imaginativos y utilizar la luz para "iluminar" ese electrón, pero ¿qué error cometeremos?¿apreciable?. La luz es una onda y por tanto tiene naturaleza ondulatoria, por lo que "iluminara" cuando entregue la energía de un pulso, pero luego habrá que esperar al siguiente pulso para volver a "iluminar" el electrón y así establecer la diferencia entre los dos pulsos de luz, por tanto el error será el que haya en el espaciado entre un pulso y otro.
Aquí está el problema, la luz en su espectro visible es 1.000.000 de veces menor que un metro y recordemos que el ámbito del electrón es mucho menor, por ello ni siquiera nos vale la luz como "cinta métrica" además que el pulso de energía que entrega la luz, comunica dicha energía al electrón y le puede hacer variar de trayectoria. Todo esto se resume en que a distancias del orden de 100.000.000 menor que el metro, el mundo microscópico no nos vale la experiencia diaria y no podemos determinar con exactitud la posición de una partícula, por lo que no queda otra que trabajar con probabilidades que la partícula esté entorno a una zona, lo que se llama probabilidad de la función de onda.
Bien querida amiga, este es el origen de la física cuántica y ese es su ámbito, donde la experiencia basada en nuestros sentidos no vale...
También está el otro extremo, las grandes magnitudes pero eso es harina de otro costal y es la famosa relatividad quien campa aquí a sus anchas... Continuará...
Pero, vayamos a distancias más pequeñas, acerquemos la lupa a mi despejada frente, ¿qué encontramos?. Pues una superficie rugosa y epidérmica compuesta por un estrato corneo de queratina, esa que tan bien deja el pelo los que disfrutéis de él, el cual es rico en azufre entre otros compuestos. En ese salto hacia dentro, para que te hagas una idea, andamos entorno a longitudes del orden de 1.000.000 de veces menor que esa cinta métrica, pero vayamos más adentro en nuestro imaginario viaje. Ese átomo de azufre tiene 16 electrones alrededor de su núcleo, cojamos el electrón más cercano al núcleo y queramos determinar con exactitud la distancia que recorre de un punto a otro dentro del orbital acorde a su energía en un momento concreto, pero ¿qué tipo de "cinta métrica" tenemos que usar?. Estamos hablando de unidades del orden de 10.000.000.000 menor que el metro, difícil,¿no?. No queda otra que ser imaginativos y utilizar la luz para "iluminar" ese electrón, pero ¿qué error cometeremos?¿apreciable?. La luz es una onda y por tanto tiene naturaleza ondulatoria, por lo que "iluminara" cuando entregue la energía de un pulso, pero luego habrá que esperar al siguiente pulso para volver a "iluminar" el electrón y así establecer la diferencia entre los dos pulsos de luz, por tanto el error será el que haya en el espaciado entre un pulso y otro.
Aquí está el problema, la luz en su espectro visible es 1.000.000 de veces menor que un metro y recordemos que el ámbito del electrón es mucho menor, por ello ni siquiera nos vale la luz como "cinta métrica" además que el pulso de energía que entrega la luz, comunica dicha energía al electrón y le puede hacer variar de trayectoria. Todo esto se resume en que a distancias del orden de 100.000.000 menor que el metro, el mundo microscópico no nos vale la experiencia diaria y no podemos determinar con exactitud la posición de una partícula, por lo que no queda otra que trabajar con probabilidades que la partícula esté entorno a una zona, lo que se llama probabilidad de la función de onda.
Bien querida amiga, este es el origen de la física cuántica y ese es su ámbito, donde la experiencia basada en nuestros sentidos no vale...
También está el otro extremo, las grandes magnitudes pero eso es harina de otro costal y es la famosa relatividad quien campa aquí a sus anchas... Continuará...
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